Pato Mar no nació de una tradición familiar, sino de una pasión que fue creciendo plato a plato, dia tras dia.

Es el resultado de horas en la cocina, años de observar, probar, equivocarse y aprender. De entender que la comida no es solo sabor, sino un puente entre personas, emociones y momentos que se quedan. Aquí todo tiene intención: desde un brunch que alimenta cuerpo y ánimo, hasta tapas caseras que invitan a compartir sin prisa, y cócteles artesanales que se preparan con carácter y cariño.

Nos mueve el detalle, el aprendizaje constante y ese impulso de crear un espacio en el corazón del Eixample donde el barrio se sienta vivo, la terraza sea refugio, y el servicio, cercano de verdad. Pato Mar es eso: un rincón urbano con alma propia, nacido del amor por la cocina y del deseo de hacer bien las cosas.